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lunes, 2 de septiembre de 2019

LA AVARICIA Y LA AMBICIÓN DESTRUYE EL ALMA, DISMINUYE LA FE Y APAGA LA LLAMA DEL AMOR...


Hemos aumentado nuestra fortuna, pero reducido nuestros valores.
El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha. Así que se puso a pensar: "¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha".
Por fin dijo: "Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes.

Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida".
Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?"
Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.
Lucas 12:13-21
Tenemos edificios más altos, pero temperamentos más cortos; autopistas más anchas, pero puntos de vista más estrechos.
Gastamos más, pero tenemos menos; compramos más, pero disfrutamos menos.
Tenemos casas más grandes y familias más pequeñas; más comodidades, pero menos tiempo.
Espero que todos puedan volverse ricos y famosos y tener todo lo que soñaron, para que se den cuenta, de que esa nunca será la respuesta... Jim Carrey,
No solamente es ciega la fortuna, sino que vuelve también ciegos a aquellos a quienes acaricia... Cicerón.
Utiliza a las cosas y no a las personas. Ama a las personas y no a las cosas.

No eduques a tu hijo para que sea rico, hazlo para que sea feliz. Cuando crezca sabrá apreciar el valor de las cosas y no su precio.


Escucha las palabras de tu padre from Luis Alberto Jiménez Manrique

Humildad no significa pobreza ni debilidad, sino amor y bondad. Dios aprecia el amor, la bondad y la humildad en los corazones y los colma de bendiciones.
La felicidad depende de ti mismo, no un resultado, es una decisión propia. Nada te hará feliz, hasta que tú decidas ser feliz.
Darnos cuenta que solo nosotros somos la causa de nuestros propios problemas, nos ayuda a comprender que también somos la única solución.
Un hombre tenía dos hijos y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.
No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.
Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.
Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.
Más él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.
Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.
Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
Lucas 15:11-32
Que Dios te bendiga y te acompañe siempre. Que ilumine tu vida y te abra los caminos. Que nunca te falte amor, cariño, salud ni dinero. Que recibas toda la felicidad que te mereces.  

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