Al enfrentar una elección importante ciertamente vale la pena dedicar tiempo y energía como para asegurarte de tomar la decisión correcta. Que la decisión a tomar sea la correcta es tan importante como tomarla. Muchas de las decisiones de la vida no son inherentemente correctas o incorrectas, valiosas o destructivas. Lo que a menudo importa, más que la decisión en si misma, es lo que tú hagas una vez que la decisión esté tomada. Tomas tus recaudos en cuanto a elegir con quiénes compartes tu tiempo y tu vida. Para tomar la decisión correcta, pon más atención aún en cuanto a cómo realmente vives y te relacionas con esas personas. Dedicas mucha atención a la hora de definir dónde vivir, o trabajar o a qué escuela ir. Pon más atención aún en el estilo de vida, la manera en que trabajas, cómo aprendes, para que esas decisiones sean realmente las correctas
Cómo funcione una determinada decisión depende principalmente de lo que tú hagas para hacer que funcione. La decisión en si misma no es ni por asomo tan importante como el tiempo, el esfuerzo, el compromiso y la integridad que pongas en juego. En lugar de preocuparte demasiado en cuanto a si has tomado la decisión correcta, pon tu energía en llevar a cabo correctamente esa decisión, cualquiera sea. Esa sí que es una decisión correcta; puedes estar seguro.
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martes, 18 de enero de 2011
PENSAMIENTO POSITIVO ANTE UNA DECISIÓN
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