"Cuando estoy angustiado, llamo al Señor y El me responde." Salmos 120: 1 El teléfono es un invento maravilloso, pero puede generar cierta ansiedad. A veces estamos pendientes de una llamada que no llega y nos preocupamos. Nos avisan que nos van a llamar luego de una entrevista de trabajo y miramos el teléfono esperando que suene. Y como nunca suena, nos angustiamos. Cuando salen de viaje y prometen que al llegar van a llamar y se olvidan nos preocupamos. Ellos se están diviertiendo, pero de este lado de la linea, sin saber que esta pasando, la cosa es distinta. No hay nada peor que el silencio. Sobre todo cuando tenemos un problema. Es doblemente doloroso sufrir por algo y no poder contarlo. La tristeza se hace peor, la vida se hace mas dura, y las fuerzas te abandonan. Necesitamos de alguna respuesta. David sabia mucho del tema. El era un experimentado en esto de la angustia. Toda su vida, la paso con problemas. Tuvo periodos de tranquilidad, pero tuvo muchas tormentas que soportar. Ya sea de pastor, de jefe del ejercito, de proscripto de la justicia, de rey, de exiliado o de padre, siempre tuvo dias de soledad y tristeza. Dias en los que no veia esperanza, no veia solucion, no veia salida ni ayuda posible. En esos dias, era cuando con mas fuerzas llamaba a Dios y le pedia ayuda. Cuando peor se sentía, era cuando mas llamaba, y su experiencia puede ser la nuestra. David nos dice que Dios responde. Me encanta pensar en la respuesta de Dios. En su Soberania, Dios es demasiado grande, demasiado poderoso, demasiado eterno como para atender las pequeñeces que nos pasan. Sin embargo, El siempre dedica tiempo para escucharnos y respondernos. Nunca esta demasiado ocupado, nunca nos deja para después. Dios siempre escucha y responde. A veces la respuesta no es la que deseamos, ni en el tiempo que deseamos, ni en la forma que deseamos. Pero Dios siempre responde. Cualquiera sea tu inquietud, no dejes de hacer tu llamada al Cielo. Dios escucha y siempre responde. Reflexión... Solo el silencio no tiene respuesta.
Salmos 34:4
"Le pedí a Dios que me ayudara, y su respuesta fue positiva: ¡me libró del miedo que tenía!". |
martes, 14 de diciembre de 2010
SOLO EL SILENCIO NO TIENE RESPUESTA.... REFLEXIÓN.
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